El sueño es un estado fisiológico de reposo de un organismo. Ensueño describe el proceso de soñar y son manifestaciones mentales de imágenes, sonidos, pensamientos y sensaciones mientras se duerme. Pesadilla es un ensueño que puede causar una fuerte respuesta emocional, comúnmente angustia, miedo, o terror. Según algunas iglesias o cultos las denominadas revelaciones religiosas de alguna divinidad han sido manifestaciones de ensueño o durante el sueño.
Un sueño lúcido es un ensueño que se caracteriza porque la persona esta consciente de estar soñando y puede alterar la lógica del mismo.
Un sueño normalmente esta relacionado con la realidad. Para la psicología, los sueños son estímulos esencialmente anímicos que representan manifestaciones de fuerzas psíquicas que durante la vigilia se hallan impedidas de desplegarse libremente. Soñar es un proceso mental involuntario en el que se produce una reelaboración de la información almacenada en la memoria, generalmente relacionada con experiencias vividas por el soñante el día anterior. Los recuerdos que se mantienen al despertar pueden ser simples (una imagen, un sonido, una idea), o muy elaborados. Los sueños más elaborados contienen escenas, personajes, escenarios y objetos. Se ha comprobado que puede haber sueños en cualquiera de las fases del dormir humano. Sin embargo, se recuerdan más sueños y ellos son más elaborados en la llamada fase REM (movimiento ocular rápido [MOR], por sus siglas en inglés rapid eye movement) que tiene lugar en el último tramo del ciclo del sueño.
El sueño de Dickens (Dickens' Dream), cuadro sin terminar de Robert William Buss (1804-1875) Museo Charles Dickens de Londres |
En muchas culturas se atribuye un valor profético al sueño, concebido como un mensaje cifrado de origen divino que es necesario desentrañar.
Esta creencia se encuentra, por ejemplo, en la Biblia, donde Joseph interpreta los sueños del Faraón (Génesis 41:1-36). Según el Islam, los profetas "nabí" experimentan la revelación solamente en sueños.
El sueño de Nabucodonosor es un sueño profético narrado en la Biblia, en el capítulo II del Libro de Daniel, en los círculos escatológicos se le llama Doctrina de los cuatro imperios universales.
Ese señor, según él, soñó con una estatua, hecha de diferentes metales con pies de arcilla, o posiblemente de óxido ferroso. Es en este contexto, tal como lo señala el libro del profeta Daniel, cuando el rey Nabucodonosor tiene el sueño de esta colosal estatua. Nabucodonosor llama a sus Magos y Adivinos para que le revelen el sueño, que no recuerda, a lo que los siervos, sin saber que tipo de sueño había tenido, se vieron imposibilitados para descifrarlo. Es entonces que el rey los manda a matar, junto a estos magos y videntes estaban Daniel y los otros tres príncipes israelitas: Sadrac, Mesac, Abednego (nombres caldeos para Ananias, Misael, y Azarias). En algunas biblias son llamados Sadrac, Mesac y Abdenego, los cuales serían enviados más adelante a un horno de fuego, por negarse a adorar una figura de oro, mandada hacer por el rey. El profeta Daniel, al darse cuenta de que su vida corría peligro, interpreta el sueño por mediación (revelación) divina. (Libro de Daniel, Capítulo II, versículos 26 al 45)
Los sueños suponen para el ser humano un pasaje a mundos no relacionados directamente con la realidad. El primer indicio de la curiosidad humana por el sueño se remonta a la Grecia clásica, en cuya mitología aparece Hipnos como dios del sueño, hermano gemelo de la muerte no violenta (Tánatos) y hermano de las muertes violentas (Keres) y las diosas del destino (Moiras), entre otros. Se le consideraba hijo de la noche (Nyx), nacida a su vez del Caos. El sueño aparece, pues, vinculado a la muerte y la noche.
Más adelante, en diferentes escritos sobre la mitología griega, aparecen los hijos de Hipnos con una de las Nereidas, (Pasítea), llamados los oniros. Estos encarnaban cada uno de los posibles sueños, siendo liderados por Morfeo, Fobétor (o Iquelo) y Fantaso. Morfeo se aparecía solo en sueños de personalidades con forma humana, a diferencia de sus hermanos, que representaban animales, plantas o seres inanimados.
Más tarde Morfeo ha pasado a sustituir a su padre, aunque según algunos autores murió asesinado por Zeus. Morfeo presenta una temática muy atractiva para el arte: ha sido esculpido por Jean-Antoine Houdon y pintado por John William Waterhouse y Nicolas Poussin. Además, es protagonista de canciones populares, como Mister Sandman de las Chordettes, basada en su leyenda, u obras escritas como las novelas y cómics creadas por el escritor Neil Gaiman de las cuales destaca The Sandman.
En Grecia, la oniromancia, el estudio científico de los sueños, fue una actividad habitual. Aún hoy se conserva un manual de interpretación de sueños, el de Artemidoro, del siglo II d. C. Sin embargo, uno de los filósofos de la Grecia antigua, Heráclito (h.540-h. 480 a.C), sostuvo hacia el 480 a. C. que los sueños no tienen significado alguno fuera de los pensamientos de la persona que los evoca. En este sentido, Heráclito se anticipó por muchos años al pensamiento científico que intenta explicar en qué consiste el proceso del sueño en los organismos humanos y animales.
Psicología de los sueños
A principios del siglo XX, Sigmund Freud retoma la cuestión desde una perspectiva racionalista con su obra La interpretación de los sueños (1900). Este libro se convirtió en uno de los más influyentes del siglo XX. Al principio tropezó con una enconada resistencia, pues el psicoanálisis representaba un enorme reto para la tradición occidental. Los trabajos de Freud llamaban la atención sobre las zonas marginales del ser humano: La irracionalidad y el sexo. Freud muestra que el inconsciente (y no la conciencia) es la parte de nuestra psique que ordena todo nuestro pensar y sentir. Según sus palabras: "El yo no es el señor de su propia casa". El análisis de los sueños es para él la vía regia de acceso al inconsciente. Los psicoanalistas posteriores, ortodoxos o no, persisten en este posicionamiento.
Para el psicoanálisis es importante distinguir en los sueños el contenido manifiesto y el contenido latente. El contenido manifiesto de los sueños es la historia o sucesos tal como el soñante los vive, es un material elaborado a partir de las experiencias cotidianas y los deseos reprimidos mediante los distintos procesos de elaboración onírica. El contenido manifiesto no se encuentra en el nivel del significado, sino del símbolo.
El contenido latente es el significado verdadero del sueño, el psicoanalista se esfuerza por interpretar el contenido manifiesto del sueño que el paciente le relata, para revelar el contenido latente, su significado.
Carl Gustav Jung, discípulo heterodoxo de Freud, sostenía que los sueños eran un órgano de información y de control. Los símbolos oníricos son, según este autor, transmisores de mensajes instintivos a las partes racionales de la mente del ser humano, y resulta necesario interpretarlos para comprender el lenguaje de los instintos. Jung no creía, como sí lo hacía Freud, que los sueños fueran un ropaje que oculta otra cosa. Los sueños eran para Jung información y comunicación de ideas expresadas dentro de los límites de un medio. Tras estudiar unos ochenta mil sueños, llegó a la conclusión de que estos son relativos a la vida del observador. Este organiza sus imágenes oníricas en un centro llamado sí mismo, el cual tiene la función de ordenar y legislar toda la vida psíquica, ora consciente ora inconsciente, a través de numerosos sueños que tienen lugar en la vida de la persona. Jung interpretaba, pues, el sueño como único y relativo al soñador.
Sueño lúcido
En 1968 la autora británica Celia Green dio la siguiente definición de sueño lúcido: "Un sueño en el cual el sujeto es consciente de soñar."
El psicólogo de la Gestalt Paul Tholey distinguía el sueño normal del lúcido con base en los siguientes siete criterios:
1. El soñante sabe que sueña;
2. Dispone de su libre albedrío;
3. Cuenta con sus capacidades normales de raciocinio;
4. La percepción de sus cinco sentidos es comparable a la de la vigilia;
5. Cuenta con los recuerdos de los que dispone cuando está despierto;
6. Al despertar recuerda con claridad su sueño; y
7. Es capaz de interpretar el sueño dentro del sueño mismo.
Para Tholey es esencial satisfacer los cuatro primeros requisitos. Otros autores insisten sobre la sensación de estar presentes en el aquí y el ahora del sueño así como en la capacidad de poderlos controlar. Se señala con frecuencia que la experiencia de la lucidez en el sueño debe aprenderse como un continuo y que el grado de lucidez varía desde la toma de conciencia mínima definida por Green hasta el ideal descrito por Tholey.
Esta creencia se encuentra, por ejemplo, en la Biblia, donde Joseph interpreta los sueños del Faraón (Génesis 41:1-36). Según el Islam, los profetas "nabí" experimentan la revelación solamente en sueños.
El sueño de Nabucodonosor es un sueño profético narrado en la Biblia, en el capítulo II del Libro de Daniel, en los círculos escatológicos se le llama Doctrina de los cuatro imperios universales.
Ese señor, según él, soñó con una estatua, hecha de diferentes metales con pies de arcilla, o posiblemente de óxido ferroso. Es en este contexto, tal como lo señala el libro del profeta Daniel, cuando el rey Nabucodonosor tiene el sueño de esta colosal estatua. Nabucodonosor llama a sus Magos y Adivinos para que le revelen el sueño, que no recuerda, a lo que los siervos, sin saber que tipo de sueño había tenido, se vieron imposibilitados para descifrarlo. Es entonces que el rey los manda a matar, junto a estos magos y videntes estaban Daniel y los otros tres príncipes israelitas: Sadrac, Mesac, Abednego (nombres caldeos para Ananias, Misael, y Azarias). En algunas biblias son llamados Sadrac, Mesac y Abdenego, los cuales serían enviados más adelante a un horno de fuego, por negarse a adorar una figura de oro, mandada hacer por el rey. El profeta Daniel, al darse cuenta de que su vida corría peligro, interpreta el sueño por mediación (revelación) divina. (Libro de Daniel, Capítulo II, versículos 26 al 45)
Los sueños suponen para el ser humano un pasaje a mundos no relacionados directamente con la realidad. El primer indicio de la curiosidad humana por el sueño se remonta a la Grecia clásica, en cuya mitología aparece Hipnos como dios del sueño, hermano gemelo de la muerte no violenta (Tánatos) y hermano de las muertes violentas (Keres) y las diosas del destino (Moiras), entre otros. Se le consideraba hijo de la noche (Nyx), nacida a su vez del Caos. El sueño aparece, pues, vinculado a la muerte y la noche.
Más adelante, en diferentes escritos sobre la mitología griega, aparecen los hijos de Hipnos con una de las Nereidas, (Pasítea), llamados los oniros. Estos encarnaban cada uno de los posibles sueños, siendo liderados por Morfeo, Fobétor (o Iquelo) y Fantaso. Morfeo se aparecía solo en sueños de personalidades con forma humana, a diferencia de sus hermanos, que representaban animales, plantas o seres inanimados.
Más tarde Morfeo ha pasado a sustituir a su padre, aunque según algunos autores murió asesinado por Zeus. Morfeo presenta una temática muy atractiva para el arte: ha sido esculpido por Jean-Antoine Houdon y pintado por John William Waterhouse y Nicolas Poussin. Además, es protagonista de canciones populares, como Mister Sandman de las Chordettes, basada en su leyenda, u obras escritas como las novelas y cómics creadas por el escritor Neil Gaiman de las cuales destaca The Sandman.
Soñando con Morfeo, obra de Charles Auguste Fraikin |
Psicología de los sueños
A principios del siglo XX, Sigmund Freud retoma la cuestión desde una perspectiva racionalista con su obra La interpretación de los sueños (1900). Este libro se convirtió en uno de los más influyentes del siglo XX. Al principio tropezó con una enconada resistencia, pues el psicoanálisis representaba un enorme reto para la tradición occidental. Los trabajos de Freud llamaban la atención sobre las zonas marginales del ser humano: La irracionalidad y el sexo. Freud muestra que el inconsciente (y no la conciencia) es la parte de nuestra psique que ordena todo nuestro pensar y sentir. Según sus palabras: "El yo no es el señor de su propia casa". El análisis de los sueños es para él la vía regia de acceso al inconsciente. Los psicoanalistas posteriores, ortodoxos o no, persisten en este posicionamiento.
Para el psicoanálisis es importante distinguir en los sueños el contenido manifiesto y el contenido latente. El contenido manifiesto de los sueños es la historia o sucesos tal como el soñante los vive, es un material elaborado a partir de las experiencias cotidianas y los deseos reprimidos mediante los distintos procesos de elaboración onírica. El contenido manifiesto no se encuentra en el nivel del significado, sino del símbolo.
El contenido latente es el significado verdadero del sueño, el psicoanalista se esfuerza por interpretar el contenido manifiesto del sueño que el paciente le relata, para revelar el contenido latente, su significado.
Carl Gustav Jung, discípulo heterodoxo de Freud, sostenía que los sueños eran un órgano de información y de control. Los símbolos oníricos son, según este autor, transmisores de mensajes instintivos a las partes racionales de la mente del ser humano, y resulta necesario interpretarlos para comprender el lenguaje de los instintos. Jung no creía, como sí lo hacía Freud, que los sueños fueran un ropaje que oculta otra cosa. Los sueños eran para Jung información y comunicación de ideas expresadas dentro de los límites de un medio. Tras estudiar unos ochenta mil sueños, llegó a la conclusión de que estos son relativos a la vida del observador. Este organiza sus imágenes oníricas en un centro llamado sí mismo, el cual tiene la función de ordenar y legislar toda la vida psíquica, ora consciente ora inconsciente, a través de numerosos sueños que tienen lugar en la vida de la persona. Jung interpretaba, pues, el sueño como único y relativo al soñador.
Existen también técnicas de análisis cuantitativo de los sueños. La más utilizada es la creada por Hall y Van de Castle en 1966. Es una técnica que se utiliza en la investigación de los sueños y permite comparar los sueños de distintos grupos de personas o la evolución de los sueños de una persona. La utilización de esta metodología ha permitido verificar que no hay diferencias muy notables entre los sueños de personas pertenecientes a distintas culturas. Mediante otra técnica de análisis cuantitativo se ha verificado que cuando aumenta la ansiedad de la persona que duerme aparecen en el sueño determinados personajes característicos. Además de la persona que sueña, estos personajes son los agresores psíquicos, el personaje auxiliar, los agresores físicos, espectadores y víctimas. Los agresores psíquicos utilizan el lenguaje verbal o los gestos para intimidar, por ejemplo un profesor que no permite al soñante hacer un examen por no estar en la lista. Los personajes auxiliares tienen la función de ayudar al soñante cuando algo negativo ocurre en el sueño. Por otra parte, los agresores físicos pueden ser personas o animales.
Desde una perspectiva distinta a la terapéutica, el surrealismo preconiza también la observación de los sueños. Las revistas del movimiento ponen de moda la anotación de las fantasías nocturnas. En su obra Los vasos comunicantes (1932), André Breton expone su visión del fenómeno y, al mismo tiempo que reconoce la aportación de Freud, polemiza con él por encontrarla insuficiente.
El acto de soñar solo ha sido confirmado en el Homo sapiens. No obstante, los animales también pasan por la fase de sueño REM. Parece que los mamíferos son los animales con mayor probabilidad de soñar debido a su ciclo del sueño similar al humano. El animal que más tiempo pasa en fase de sueño REM es el armadillo.
El adjetivo correspondiente a ensueño-sueño es onírico (del griego ónar, "ensueño"). Por analogía con el ensueño -que cumple a menudo fantasías del durmiente- se llama también "sueño" a cualquier anhelo o ilusión que moviliza a una persona. La disciplina encargada del estudio científico de los sueños se conoce como onirología. Según las afirmaciones de la parapsicología, si el sueño anticipara eventos futuros o exhibiera eventos pasados desconocidos se podría hablar de una premonición o de una retrocognición respectivamente.
Sueño lúcido
En 1968 la autora británica Celia Green dio la siguiente definición de sueño lúcido: "Un sueño en el cual el sujeto es consciente de soñar."
El psicólogo de la Gestalt Paul Tholey distinguía el sueño normal del lúcido con base en los siguientes siete criterios:
1. El soñante sabe que sueña;
2. Dispone de su libre albedrío;
3. Cuenta con sus capacidades normales de raciocinio;
4. La percepción de sus cinco sentidos es comparable a la de la vigilia;
5. Cuenta con los recuerdos de los que dispone cuando está despierto;
6. Al despertar recuerda con claridad su sueño; y
7. Es capaz de interpretar el sueño dentro del sueño mismo.
Para Tholey es esencial satisfacer los cuatro primeros requisitos. Otros autores insisten sobre la sensación de estar presentes en el aquí y el ahora del sueño así como en la capacidad de poderlos controlar. Se señala con frecuencia que la experiencia de la lucidez en el sueño debe aprenderse como un continuo y que el grado de lucidez varía desde la toma de conciencia mínima definida por Green hasta el ideal descrito por Tholey.
Considerar la lucidez onírica como un continuo condujo a los investigadores a asociar a ese estado distintas situaciones oníricas cercanas al sueño lúcido bien por su semejanza, bien por su aparición en el tiempo:
Sueños prelúcidos. Celia Green introdujo el término sueños prelucidos para describir ciertos sueños en los cuales el sujeto emitía una duda sobre la realidad de su entorno sin advertir plenamente que está soñando.
Sueños de falso despertar. En los sueños de falso despertar, el soñante cree haberse despertado a la vigilia, siendo que sólo ha cambiado de sueño. Aunque no se trata propiamente de sueños lúcidos, sí se los sitúa en las proximidades de la lucidez onírica.
Parálisis del sueño. La parálisis del sueño consiste a la vez en la atonía muscular característica del sueño paradójico y del parasomnia que se produce cuando se está comenzando o terminando el sueño. En el trastorno del sueño, el sujeto se siente paralizado, incapaz de moverse o de hablar. También se pueden presentar alucinaciones visuales, auditivas o táctiles. Algunos métodos de inducción del sueño lúcido se dirigen a alcanzar ese estado con el fin de entrar conscientemente en el sueño.
Experiencias extracorporales. Algunos sueños lúcidos se caracterizan por la impresión del soñante de salir de su propio cuerpo y observar el entorno desde una posición diferente de la que ocupa su cuerpo.
Pesadilla y Terror nocturno
Una pesadilla es un ensueño que puede causar una fuerte respuesta emocional, comúnmente miedo o terror, aunque también puede provocar depresión, ansiedad y una profunda tristeza. La pesadilla puede contener situaciones de peligro, malestar o pánico físico o psicológico. Regularmente, las personas que la sufren o las sufren, se despiertan en un estado de angustia y con imposibilidad de regresar al sueño por un prolongado periodo de tiempo.
Las pesadillas pueden tener causas físicas —dormir en una posición incómoda o tener fiebre— o fisiológicas —estrés, ansiedad e incluso ingestión de drogas opioides—. Comer antes de dormir, lo que incrementa el metabolismo del cuerpo y la actividad cerebral, es una potencial causa de pesadillas. Las pesadillas recurrentes que interfieren en los patrones de sueño y causan insomnio pueden requerir de ayuda médica.
Una explicación popular de la pesadilla es que es un taque de un ser sobrenatural o de algún demonio.
El terror, pavor o temor nocturno es un trastorno de sueño, se caracteriza por producir un terror extremo y un estado de inhabilidad para recuperar la consciencia completamente, la persona no tiene control de sus movimientos.
Se produce sobre todo en niños pequeños durante las primeras horas de sueño, en las fases 3 y 4 del sueño NO-REM.
El niño (o adulto) grita de forma súbita, presentando un despertar de tipo vegetativo con sudoración, taquicardia e hiperventilación. Puede ser difícil de despertar y rara vez recuerda el episodio al despertarse por la mañana.
Tanto el terror nocturno como el sonambulismo son alteraciones del despertar. Por el contrario, la pesadilla se produce durante el sueño REM y provoca un despertar completo con memoria por parte del paciente del episodio desagradable asociado con el sueño.
Los terrores nocturnos son conocidos desde la antigüedad, aunque era imposible de diferenciar estos de las pesadillas hasta que se descubrió el movimiento rápido de los ojos. Mientras las pesadillas (malos sueños que provocan sentimientos de horror o miedo) son relativamente comunes en la infancia, los terrores nocturnos ocurren con menos frecuencia según la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry.
El acto de soñar ha sido sólo confirmado en el Homo sapiens. Algunos animales también pasan por la fase MOR del sueño, pero su experiencia subjetiva es difícil de determinar. Parece que los mamíferos son los animales con mayor probabilidad de soñar debido a su ciclo del sueño similar al humano. En el primer lugar de las estadísticas en términos de sueño se encuentra el gato, que pasa un 70 % de su vida durmiendo y, a medida que envejece, su etapa de vigilia disminuye ostensiblemente.
Los caballos, los patos y las ovejas pueden dormir de pie o echados. Sin embargo, no pueden experimentar sueño MOR mientras están de pie. El animal que más tiempo pasa en fase MOR durante el sueño es el armadillo. Las ballenas y los delfines son diferentes a los humanos: siempre tienen que estar conscientes, ya que necesitan salir a la superficie a respirar, solo una parte de su cerebro duerme cada vez.
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